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Tendencias de Inteligencia Artificial: Predicciones para el 2024

Tendencias de Inteligencia Artificial: Predicciones para el 2024

Hacer predicciones siempre es difícil, especialmente en un campo que evoluciona tan rápidamente como la inteligencia artificial. Pero a medida que entramos en un nuevo año, vale la pena reflexionar sobre los avances en IA durante los últimos 12 meses y lo que la tecnología podría traernos en 2024.

No hay duda de que 2023 fue un año monumental para la IA, pero el miedo y la especulación a menudo dominaron los titulares. En 2023, las profecías sobre la IA aumentarán; comentaristas en línea como Eliezer Yudkowsky advierten que la IA representa un riesgo existencial para la humanidad. Este pesimismo se vio reforzado por una carta abierta de líderes de la industria tecnológica que pedían una pausa de seis meses en la investigación de la IA más poderosa para permitir a los expertos evaluar los riesgos y establecer protocolos de seguridad.

Independientemente de los aspectos positivos que puedan tener estas sugerencias, no observamos que la Inteligencia Artificial tenga planes de desaceleración a corto plazo. Aun en el caso de que detener su avance fuera políticamente viable, sería un error estratégico, ya que colocaría a las democracias occidentales en una posición desfavorable en comparación con sus adversarios, como Rusia y China. Además, aquellos que buscan dedicar más tiempo libre no parecen considerar seriamente esa posibilidad.

Incluso aquellos que abogan activamente por una pausa no parecen tomar la idea en serio. Los firmantes de la carta, como Elon Musk, continúan desarrollando sus propios modelos de IA a pesar de estas solicitudes. Un ejemplo destacado es Grok, el chatbot de IA creado por la empresa de Musk, xAI.

El pesimismo generalizado ha sido impulsado en parte por el movimiento de “altruismo efectivo” (EA), que ganó prominencia en 2023. A pesar de la atención pública y la influencia creciente en los círculos de poder, el altruismo efectivo ha enfrentado dificultades en los últimos años. El controvertido despido y posterior recontratación del CEO de OpenAI, Sam Altman, por parte de la junta directiva vinculada al EA, junto con las conexiones cercanas del EA con el estafador de criptomonedas Sam Bankman-Fried, han demostrado que el movimiento no siempre cumple con sus premisas de eficacia y altruismo.

Dicho esto, la validez del pesimismo no se ve afectada por sus vínculos con una filosofía cuestionable. Es innegable que existen riesgos significativos asociados con la IA que deben abordarse de manera seria. Las preocupaciones sobre la seguridad nacional son particularmente prominentes, ya que la IA introduce nuevas posibilidades de ciberguerra dirigidas a infraestructuras críticas, el potencial desarrollo de armas biológicas y químicas, así como la expansión de la guerra de la información mediante técnicas avanzadas como la propaganda y los deepfakes.

En resumen, conceptos que anteriormente solo existían en la fantasía cinematográfica ahora se materializan con rapidez, especialmente con la integración de tecnologías biométricas en la vida cotidiana. El reconocimiento facial se está generalizando en los aeropuertos, y la IA está transformando la aplicación de la ley, sugiriendo la posibilidad de un estado de vigilancia masiva. Ejemplos como la película de Netflix “Leave the World Behind” ilustran la desintegración social debido a un misterioso trastorno tecnológico a nivel nacional.

Estrategias Globales en Juego: Desentrañando las Leyes de IA en Europa y Estados Unidos para 2024

Un escenario crucial en el próximo año se desarrollará en la dicotomía entre los sistemas de IA abiertos y cerrados. Paradójicamente, OpenAI y su empresa derivada, Anthropic, ahora representan modelos cerrados tipo caja negra, mientras que empresas como Meta abogan por la apertura. La regulación jugará un papel determinante en la prevalencia de sistemas opacos, como ChatGPT, o transparentes, como LLaMa de Meta.

La futura Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea, aún por aprobar, destaca las difíciles decisiones que enfrentan los legisladores al equilibrar la supervisión con la innovación. Una regulación excesiva podría beneficiar a los gigantes tecnológicos de Silicon Valley y perjudicar a nuevas empresas y competidores de código abierto. Para que Europa destaque en la innovación en IA, debe fomentar un mercado competitivo que permita a empresas emergentes, como la francesa Mistral AI, prosperar. Sin embargo, existe la preocupación de que la legislación de la UE pueda resultar en la desaparición de estas prometedoras empresas.

En Estados Unidos, la reciente orden ejecutiva del Presidente Biden sobre la IA ha retrasado su implementación, pero las regulaciones resultantes se espera que lleguen en 2024, sacudiendo el panorama político estadounidense en cuanto a la IA. Los debates sobre cuestiones como la parcialidad y la discriminación probablemente seguirán líneas partidistas predecibles. Por otro lado, los problemas relacionados con los derechos de autor y la propiedad intelectual son más complejos.

En un posible caso pionero, el New York Times presentó una demanda por derechos de autor contra OpenAI y su socio Microsoft, alegando que el uso de artículos del periódico para entrenar algoritmos de IA constituye una violación de los derechos de autor. Se anticipa un año de intensas disputas legales y reglamentarias antes de que se resuelva este asunto.

Se prevé que surja otra disputa en torno al creciente consumo energético de la industria de la inteligencia artificial, ya que los modelos de IA requieren enormes centros de datos que consumen una gran cantidad de electricidad. Es probable que el debate sobre el uso de energía en la IA refleje de cerca las controversias sobre el impacto ambiental de la minería de criptomonedas. Esta cuestión se intensificará a medida que la competencia por la “computación” alcance niveles más altos.

A pesar de las controversias, se espera que 2024 sea el año en que la racionalidad y los matices vuelvan a ocupar un lugar central en la política de inteligencia artificial. Tanto Estados Unidos como Europa tienen la oportunidad de desarrollar estrategias de gobernanza sensatas que protejan la libertad y, al mismo tiempo, aseguren los beneficios de la IA. Sin embargo, para lograrlo, los líderes deben fundamentar los debates en hechos y pruebas, evitando que las emociones infundadas guíen las decisiones.

Tanto el optimismo irracional como el pesimismo paralizante impiden encontrar soluciones bien pensadas. Aunque hay enormes desafíos en juego, las posibilidades también son asombrosas. El año 2024 se vislumbra como un momento crucial en el cual la sociedad abordará el complejo panorama de la inteligencia artificial, que es a la vez una herramienta poderosa y un desafío significativo.